La polarización no es buena para Chile, Octubre 2021.
Entrevistas
2 marzo, 2020
Homenaje a la Memoria de Don Carlos Alberto Martinez, Senado 15 de Marzo 1972.
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El señor AGUIRRE DOOLAN, en nombre del Partido Izquierda Radical:

«Aún se siente en los pasillos del Senado su caminar tranquilo y sin estridencias. La modestia y sencillez que emanaban de su personalidad se reflejaban en su actuar. Nunca una actitud discordante, como si pretendiera encontrar la solución en el diálogo respetuoso y fraterno que siempre usó como arma de lucha. ¡Y lo lograba! Alto y fuerte, como el añoso roble. Con un físico que envidiaría un gladiador, sabía exponer argumentos que por su solidez se imponían; y, paradójicamente, la honestidad y convicción de sus planteamientos eran tan fuertes, que con voz reposada obtenía la comprensión de sus colegas con más eficacia que si pusiera en juego su estructura corpórea.

En diversas leyes, resalta nítidamente la intención del legislador Martínez de mejorar las condiciones de los sectores más postergados, por quienes luchó desde el momento en que pudo hacerlo, pasando por encima de las dificultades y adversidades, y venciendo la tradicional resistencia da las castas privilegiadas.

Ochenta y seis años de vida cronológica, de los cuales setenta fueron entregados al la política, al mutualismo, son dignos del homenaje que esta tarde le rinde la más alta tribuna democrática chilena.»

El señor GARCIA, en nombre de los parlamentarios del Partido Nacional y de la Democracia Radical.

«Modesto, inteligente, se desempeñó con eficiencia y habilidad.

Ecuánime y con un innato sentido de la justicia, su desempeño parlamentario se caracterizó por la defensa muy apasionada en beneficio de numerosos sectores de trabajadores que acudieron a él en busca de apoyo a peticiones, especialmente provisionales, que él patrocinó y defendió permanentemente.

De estampa recia, a pesar de una edad ya avanzada que no se traslucía en su figura siempre animosa, revelaba al hombre que ha trabajado duro en la vida. Porque don Carlos Alberto Martínez exhibía como uno de sus timbres de más orgullo haber sido efectivamente un obrero y un dirigente sindical conocedor, por propia experiencia, de las necesidades, inquietudes y esperanzas de los trabajadores chilenos.

Durante más de veinte años fue obrero de la Imprenta Universo y, a la vez, le correspondió formar la primera organización de obreros de imprenta.

Don Carlos Alberto Martínez, que fue trabajador auténtico, político consecuente y demócrata leal y sincero.»

El señor FONCEA, en nombre de los Senadores de la Democracia Cristiana.

«Por sobre este rápido bosquejo de sus afanes, su desaparecimiento hace emerger en la figura de don Carlos Alberto Martínez, como expresión auténtica de su personalidad, al hombre tesonero y bueno, sencillo y limpio, inteligente y claro. Su honestidad cívica lo hizo ser intransigente en el respeto a los valores espirituales que él siempre amó: la justicia y la libertad, en cuya defensa hubo de afrontar, más de una vez, amargas incomprensiones.»

La señora CAMPUSANO, en nombre de Senadores socialistas, radicales y comunistas.

«Uno de los últimos protagonistas más calificados del despertar de la conciencia del proletariado chileno. Su vida está ligada entrañablemente a los inicios de la organización del movimiento obrero de nuestro país.»

El señor SILVA ULLOA, en nombre de la Unión Socialista Popular.

«Cuando el mutualismo, sistema de convivencia solidaria de vastos grupos de nuestras clases postergadas, constituyó, en una época en que no existían los organismos previsionales de nuestro tiempo, el mejor recurso para enfrentar las contingencias de la vejez, enfermedad, viudez, orfandad, invalidez y muerte, Carlos Alberto Martínez estuvo siempre presente en las organizaciones mutualistas, porque su generosidad y su alto espíritu público constituyeron el móvil de su magnífica calidad humana.»

El señor TARUD.-

Gracias, Honorables colegas del Senado.

Gracias al Partido de Izquierda Radical.

Gracias al Partido Nacional y a la Democracia Radical.

Gracias a la Democracia Cristiana.

Gracias a los Partidos Comunista, Radical y Socialista.

Y gracias al Partido Unión Socialista Popular.

Sus Señorías han tenido expresiones de hondo contenido humano para referirse a un gran hombre, dirigente obrero, compañero de Luis Emilio Recabarren, de Elias Lafferte, Marmaduque Grove y Eugenio Malte Hurtado; político socialista, de profundas convicciones democráticas, Ministro de Estado, Diputado y Senador y Vicepresidente del Senado. Carlos Alberto Martínez, hijo de la clase obrera, ya pertenece a la historia, y el movimiento de los trabajadores ha perdido a uno que fue protagonista principal de sus luchas, derrotas, desalientos, esperanzas y victorias.

Nació en Santiago. En julio de 1885, cuando daba sus primeros balbuceos el movimiento obrero nacional, y el salitre se estremecía con las primeras escaramuzas que enfrentaban a la llamada clase dirigente con los trabajadores de la pampa brava, un día 18, en un hogar netamente obrero, se iniciaba la vida de este hombre sin tacha, que nunca claudicó de su ideario socialista democrático, que abrazó siendo muy joven y por el cual brindó su existencia y sus desvelos.

Mi padre fue carpintero. Murió joven y casi no tengo memoria de él.

Mi madre quedó en la miseria. Para mantenerse y mantenerme a mí, su único hijo, tuvo que luchar duramente, cosiendo día y noche. Casi no me la puedo imaginar en aquella época sino que encorvada sobre su máquina, entregada a su monótono trabajo.

Así trazaba Carlos Alberto, en dos simples pero dramáticas pinceladas, el duro bregar de la familia obrera en el marco de la sociedad agraria chilena. El campo manda en Chile, y los terratenientes de la época se atrincheraban en el Parlamento y hostilizaban sin tregua al Presidente Balmaceda, hasta terminar en el holocausto y la guerra civil, la guerra entre hermanos. Santiago tiene apenas cerca de 200 mil habitantes, y junto con Valparaíso y el Norte salitrero, constituye el grueso de la población, que se empina a los 3 millones.

Cuando nació Carlos Alberto Martínez, el salitre domina la escena. Este producto entrega los recursos monetarios para la balanza comercial y de pagos, proporciona cerca del 55% de las entradas del presupuesto fiscal, es un importante mercado para nuestra producción agrícola y un fuerte estímulo para la naciente industria chilena. Además, es el salitre, del Coronel

North y de quienes estuvieron aliados al imperialismo inglés, el que también manda en los principales puestos de dirección y control de los Poderes Públicos.

Me basta con cerrar los ojos y veo hombres que, en medio de una gran algarada, tiran muebles por las ventanas, mientras otros salen de las casas, cargados de toda clase de artículos, desde candelabros hasta prendas de ropa y desde damajuanas panzudas hasta libros.

Es la Guerra Civil de 1891 la que desfila por las pupilas del recio luchador obre, ro. Son sencillamente los vencedores de Balmaceda que explotaban su victoria. En los años ochenta, comienza a forjarse el movimiento obrero en las oficinas salitreras, en el carbón, en los ferrocarriles, en los puertos y en los talleres industriales. Las condiciones de trabajo, la jornada diaria, los salarios, la seguridad industrial y social, las condiciones sanitarias y habitacionales, eran las características de una sociedad atrasada, semifeudal, dominada por la clase oligárquica y la ideología conservadora.

Desde sus albores, la lucha social surge con heroísmo y decisión. Los años noventa con duros para los trabajadores, quienes, más por instinto de clase que por otro motivo, se manifestaron junto al Presidente mártir y combatieron ya por la independencia y la soberanía nacionales.

El compañero Carlos Alberto Martínez se incorporó muy joven a las filas de los trabajadores, al ingresar como auxiliar en una barraca ubicada en República esquina de Blanco Encalada. Interrumpió sus estudios primarios para ayudar a su madre y, después de un accidente del trabajo, adquiere su oficio definitivo, al entrar a desempeñarse como aprendiz en una imprenta.

En 1903, junto a un importante contingente de obreros gráficos, funda la Federación Gráfica, que agrupaba a los obreros de imprenta en la defensa de sus intereses gremiales, siendo ésta la primera organización de resistencia en Santiago.

En 1907 conoce a Recabarren, recientemente elegido Diputado, y al cual lo unió una fructífera amistad y una camaradería de lucha que se manifiesta tanto en los combates que libra la clase obrera, como en el periodismo proletario. La Reforma, de Santiago, El Trabajo, de Tocopilla, y El Despertar, de Iquique – del cual fuera Carlos Alberto Martínez su corresponsal en la capital -, indican a las claras que los fundadores del movimiento obrero chileno unían la teoría con la práctica y buscaban las formas más simples y directas para vincularse a su clase y a su pueblo.

Decía: La cualidad más resaltante de Recabarren era su bondad. De ahí partía todo lo demás, incluso su adhesión sin límites a la clase obrera. Le repugnaba esta sociedad de lobos en que vivimos, que trata a los de abajo con una crueldad fría y enconada, pero esta repugnancia no llegaba a transformarse en odio ciego hacia los instrumentos del régimen. En realidad, había en él algo de profeta y de apóstol, lo que se reflejaba en su oratoria tan calmada, tan simple y desprovista de adornos que, a pesar de ello, dejaba una huella imborrable en sus oyentes. Tenía cierta semejanza con el modo de hablar de Grove, agregaba Carlos Alberto Martínez.

Recabarren era un autodidacto tenaz. Aprovechaba cada rato libre para estudiar. Fue el primer conocedor cabal de las teorías marxistas en Chile. Todavía tengo viva la impresión que me causó la seriedad y la información de su pensamiento hace más de treinta años. Y Carlos Alberto Martínez hablaba de Recabarren en 1937, en los años previos al Frente Popular y al comienzo del fin del poder oligárquico en el país.

Escuchemos desde Santiago, para El Despertar de Iquique, a su corresponsal:

Estimado amigo Recabarren:

Después de algunas gestiones hemos conseguido iniciar definitivamente la organización de una agrupación socialista en la capital.

El 27 del mes pasado se celebró una reunión preparatoria, a la que asistieron unos treinta compañeros. Todos estuvieron de acuerdo en trabajar ardientemente polla nueva organización. La asamblea de fundación se celebrará el domingo 20 del presente a las 9 P. M.

A fin de dirigir los trabajos preparatorios y atender al éxito de la Asamblea, se nombró un Comité que quedó compuesto de Hidalgo, Andrés García, Rafael Castro, Luis Zuluaga y el suscrito.

Parece que tendremos buena aceptación entre los trabajadores. Los demócratas están furiosos. En estos últimos tiempos han estado soñando en que van a tener un diario… ¡Pobres!

Mis felicitaciones por la pronta aparición de El Despertar, diario. Con esto, los trabajadores de la región del salitre quedan en las nubes, en el concepto de los socialistas de la capital.

Los demócratas están completamente fracasados. Día a día los trabajadores que comprenden la nueva situación, se retiran de ese partido gobernado por burgueses.

Es de felicitarse que los trabajadores se den cuenta. La luz se hace e ilumina las conciencias.

El Despertar es leído con ansiedad por los que acá tienen la suerte de merecerlo. Mucho entusiasmo nos ha producido la noticia de su aparición diaria.

Que los trabajadores del salitre no se detengan en sus progresos, son deseos de los trabajadores de la capital.

A. Martínez.

El corresponsal de Santiago sintetiza al compañero Recabarren las tareas políticas cumplidas, las posibilidades que se abren al nuevo instrumento de lucha de los trabajadores, la implacable batida al sector reformista, representado por el Partido Demócrata, y la decisión de combate de los hombres que abrazan la causa del socialismo libertario. Firmándose Alberto Martínez, A. Zenitram o M. Artine Z., el periodista proletario, hombre de barricada y de pensamiento profundo, incursionó por todo el proceso sociopolítico que dio vida a los partidos obreros y a sus organizaciones de clase. La FOCH (Federación Obrera de Chile) le encomendó la dirección del periódico Federación Obrera, desde cuyas páginas se fustigó a los Gobiernos reaccionarios y se orientó a los trabajadores.

Creo – escribía – que el movimiento huelguístico de mayor envergadura patrocinado por la Federación fue el de los obreros del carbón, en 1919. En las minas, se vivía todavía en plena época feudal. Los trabajadores eran explotados en forma inhumana. Allí se trabajaban jornadas interminables y nadie llegaba a viejo, porque las condiciones antihigiénicas en que se hacían las faenas agotaban las energías del hombre más bien dotado. La masa trabajadora fue llevada al levantamiento por la desesperación ante la intransigencia cerrada de las compañías carboníferas. Lo que se exigía era aumento de salarios, mayor seguridad para los mineros, menos horas de trabajo. Todo razonable hasta más no poder. Sin embargo, es posible que la huelga hubiera fracasado debido a la falta de experiencia sindica] de los trabajadores, si la Federación Obrera no la hubiera respaldado.

Los obreros lograron la aceptación de todas sus peticiones. Fue el principio de una nueva era para los trabajadores.

La FOCH, predominantemente demócrata y socialista, desarrollaba sus actividades en los años veinte a la par de la I. W. W. (Trabajadores Industriales del Mundo), organización obrera anarquista. En una gran reunión celebrada por este organismo en 1919, Carlos Alberto Martínez conoce a Oscar Schnacke, primer Secretario General del Partido Socialista, fundado en 1933, y en el cual militó durante tantos años con sacrificio, entrega plena y honradez a toda prueba.

En 1920 Recabarren disputa la Presidencia de la República a Arturo Alessandri, precursor del populismo y de la política reformista en el movimiento social chileno. Junto al maestro de la clase obrera está, entonces, Carlos Alberto, como siempre lo estuvo a lo largo de toda su vida, luchando en las trincheras del pueblo. Los años veinte son testigos del suicidio de Recabarren, de la decadencia del movimiento obrero y de la aparición en escena de otro de los caudillos políticos con el que compartió en 1952 una victoriosa campaña presidencial: el General Carlos Ibáñez del Campo.

En 1931 cae Ibáñez. Las masas populares pasan a la ofensiva, aunque sin dirección. Se forman organizaciones socialistas autónomas, una de las cuales, La Nueva Acción Pública, organizada por Eugenio Matte Hurtado, lo cuenta entre sus militantes. Sube Juan Esteban Montero, y lo nombra Ministro de Tierras y Colonización, cargo que desempeñó también durante la Vicepresidencia de Trucco, la República Socialista de Eugenio Matte Hurtado, Marmaduque Grove y Oscar Schnake, y el Gobierno del Frente Popular presidido por don Pedro Aguirre Cerda.

La República Socialista dura doce días, por no contar con una herramienta de clase de apoyo, resistencia y ofensiva. Los hombres que la protagonizaron dan forma, el 19 de abril de 1933, al Partido Socialista, que tiene a Carlos Alberto Martínez como a uno de sus fundadores.

La experiencia del Frente Popular, los Gobiernos radicales, la Administración del Presidente Ibáñez, de los Mandatarios Alessandri y Frei, lo ven desempeñarse en distintos niveles: Ministro, Diputado, Senador, dirigente de su Partido, miembro del Comité Central, activo integrante de la Brigada Parlamentaria del Partido Socialista (del cual fue su primer jefe), hasta ingresar en 1969 y ser fundador de Acción Popular Independiente (API), que lo nombra Presidente Honorario en su Primera Conferencia de El Arrayán.

Luchamos junto con Carlos Alberto Martínez. Tuve el privilegio de compartir con este grande compañero jornadas importantísimas en el desarrollo del proceso que nos llevó a coronar con éxito la actual combinación política gobernante: la Unidad Popular. Reconozco en él a un gran maestro y a un gran amigo; y lo que dignifica más su trayectoria de ser humano auténtico es haber formado con Rosa Klein un hogar ejemplar, cuyos hijos Carlos Alberto, Franklin, Dante, Gutenberg, Edison y Hugo, siguen la senda de su esforzado padre.

No deseo ahondar en esta vida tan llena de vida. Solamente quisiera plantear en esta alta tribuna, que ayer lo vio defendiendo a los trabajadores y a Chile, el inmenso significado que tiene para API el haberlo tenido como uno de sus militantes más dilectos y respetados.

Nosotros somos hijos del pueblo. Nuestro Partido, en este momento histórico y en medio de un proceso trascendente y complejo, levanta las banderas de Carlos Alberto Martínez, las banderas y estandartes del socialismo democrático, que tiene como Norte y meta el desarrollo integral de nuestra nación. En nuestras filas militan hombres, mujeres y jóvenes que trabajan diariamente por darle un nuevo rostro al país y que en las fábricas, fundos, asentamientos, centros de reforma agraria, escuelas, aulas, poblaciones y barrios, se juntan al inmenso contingente unitario de nuestra Unidad Popular. La clase media, y los trabajadores nos reconocen como su organización, ya que en API se funden hombres como Carlos Alberto Martínez, uno de los jefes del movimiento obrero de tantas jornadas de gloria, con los compañeros de las Fuerzas Armadas y de Orden en retiro, los jóvenes independientes de numerosas provincias del país y empleados anónimos que con su trabajo están, de una u otra forma, haciendo a Chile, construyendo una Patria más justa, más libre y con sentido de historia.

Nuevamente agradezco al Senado el homenaje a Carlos Alberto.

API, su partido, inclina sus banderas y promete ser digno de su nombre y trayectoria.

En nombre de la familia Martínez Klein y del mío propio, como amigo, compañero y Presidente Nacional de Acción Popular Independiente, agradezco vuestras palabras.

Compañero Carlos Alberto Martínez: tú seguirás caminando a nuestro lado. Por tu senda seguiremos, y estoy seguro de que mañana florecerá el Chile que alcanzaste a vislumbrar, que tiene y tendrá como ideología y enseña de lucha y de victoria el socialismo democrático, libertario y humanista.

Ver completa  Senado Sesión Ordinaria N° 68 Celebrada el 15 de marzo de 1972

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